La realización de vuelos sanitarios y el traslado de funcionarios son parte de las actividades centrales de la Dirección. Y aunque tiene un rol fundamental para la Provincia de Buenos Aires, la falta de inversión reduce su potencial. Si se mira a través del tiempo, la Dirección de Aeronáutica de la Provincia de Buenos Aires definitivamente es una parte clave de la historia de la aviación nacional. Creada el 30 de octubre de 1936, no sólo es la primera en su tipo en la Argentina, sino que, además, es parte de distintos hitos que marcan al país, como la Guerra de Malvinas (donde cumple una función multipropósito en continente). A pesar de los cambios de nombre y de las modificaciones reglamentarias y tecnológicas, desde sus comienzos surge vinculada a la realización de tareas humanitarias. Esto se ve en la cantidad de vuelos semanales que lleva adelante, para realizar desde rescates en campos inundados por el desborde de las Encadenadas o el traslado de bomberos para apagar incendios en islas de Zárate, hasta para llevar a niños con cuadros agudos de meningitis y bronquiolitis a centros de más alta complejidad, o para brindar ayuda por sequías en el sur. A su intervención en emergencias por catástrofes y al traslado de pacientes críticos, se suma otro tipo de actividades, como el trazado de mapas para desarrollar mejor la geodesia, el transporte de órganos para trasplantes, o el traslado de funcionarios, una cuestión clave para garantizar la gobernabilidad en una provincia que abarca más de 307 mil kilómetros cuadrados. Con una estructura similar a lo largo de los años, el trabajo del organismo excede los límites de Buenos Aires y tiene un impacto en todo el territorio nacional e, incluso, en países limítrofes. Esto, que se da por la experiencia que tienen sus pilotos y por las posibilidades que abre su estructura, se constituye como parte sustancial, por ejemplo, en el desarrollo de la salud pública. Sin embargo, en los últimos años, la desinversión en torno a la flota afecta sensiblemente el potencial que tiene la Dirección, con lo que se ven reducidas de forma drástica sus actividades. Así, de realizar como base unos 15 vuelos sanitarios por semana y cuatro de traslado de órganos (además de llevar a veces a funcionarios) en la actualidad los viajes son casi nulos. Mas aún: de contar con 11 aeronaves en servicio, hoy opera solamente con dos helicópteros y un avión. En este contexto, tampoco se invierte en formación y el impacto recae directo sobre los pilotos, que pierden horas de vuelo y, por lo tanto, entrenamiento. Esto, sin contar el estancamiento que genera en la carrera y la repercusión que tiene para una persona concurrir a su trabajo y no poder desarrollarse. A pesar de los planteos a las autoridades y las denuncias por vaciamiento, los pilotos todavía esperan que se tome la decisión política de volver a poner en valor al organismo. En ese sentido, con un presupuesto acorde es posible recuperar la flota y reivindicar así a una entidad que tiene un rol estratégico para la provincia y, en muchos casos, para el país.
Más allá de que la mayor parte de la flota está en condiciones inoperativas, el potencial de la Dirección de Aeronáutica de la Provincia de Buenos Aires está dado por: -Dos Caravan -Un Beechcraft-200. -Un Cessna Citation II. -Dos EC-145 (uno en versión ejecutiva y otro en versión sanitaria). -Dos BK-117 (multipropósito). -Un EC-135. -Un BO-105.
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