Buenos Aires, 16 de agosto de 2006.
Ref: Carta de un afiliado.

Sr. Jorge Pérez Tamayo, Presidente de APLA.
S / D

De mi mayor consideración:

Me dirijo a Ud. a efectos de expresarle un pensamiento que desde hace tiempo lo tengo incorporado entre mis principios y creo que es esta una buena oportunidad para hacerlo público, en virtud de los logros obtenidos últimamente.

Sé que la historia por mi vivida dentro de la Aviación Comercial les interesará a muy pocos, pero a pesar de ello me animaré a resumirla en pocas líneas.

Desde principios del año 1981 ingresé a AEROLÍNEAS ARGENTINAS, y después de casi 16 años decidí comenzar a trabajar como Comandante de B-737 en otra empresa que, por ese entonces comenzaba a desarrollarse, LAPA. No creo que importen los motivos por los cuales decidí tan drástico cambio, pero solo por mencionar uno digo que para llegar a ser Comandante, función a la que todo piloto de Línea Aérea aspira, me faltaban no sé cuantos años ya que mis compañeros de carnada recién pudieron acceder a ese cargo después de 23 años en AEROLÍNEAS ARGENTINAS.

LAPA creció con el esfuerzo, la voluntad y las distintas culturas que todos incorporábamos a la empresa; la mayoría de los pilotos éramos afiliados a APLA, hasta que un día lo indeseable ocurrió, un accidente.

La Comisión Directiva de APLA de ese momento, o por lo menos algunos de sus integrantes, actuaron y operaron de una manera injusta, parcial y mezquina, no solo en privado, sino también en los medios de opinión pública, en contra de la que era la empresa para la cual yo trabajaba en ese momento. Sin dudas, creo que nuestra fuente de trabajo se vio claramente amenazada, justamente por la actuación fallida de los directivos de nuestra entidad gremial.

El descontento, la desazón y la impotencia de los pilotos de LAPA, por el proceder de la Comisión Directiva de APLA, fue mayúsculo, lo que determinó que nos desafináramos de APLA y creáramos una nueva entidad gremial, APL.

APL, aún con su escasa infraestructura y experiencia gremial, sobrevivió a los distintos cambios de dueños en LAPA, hasta que la empresa quebró; continuó funcionando como gremio durante la creación de LAFSA y posteriormente hasta la llegada de LAN ARGENTINA.

APL, siempre con la mayor buena voluntad y pretendiendo solucionar los problemas que se nos presentaban mediante la vía administrativa, no obtuvo los resultados deseados. Creo que aquí tampoco es necesario entrar en detalles por todos conocidos, solo basta mencionar que aun quedan sin ingresar a la empresa, pilotos que de acuerdo a lo actuado por las partes, deberían haberlo hecho.

APL funcionó de esa manera hasta que, nosotros, sus afiliados tomamos conciencia que el camino que estábamos transitando nos llevaba inexorablemente a un callejón sin salida, donde comenzaron a producirse diferencias salariales entre pilotos que cumplían la misma función, unos bajo convenio y otros con contratos precarios. Lo cierto es que una vez mas el descontento generalizado nos unió y decidimos reafiliarnos en APLA donde en un periodo de tiempo casi exiguo obtuvimos los objetivos tan deseados, como los de que ganáramos todos lo mismo de acuerdo a cada función y además estuviéramos todos los pilotos bajo el mismo convenio laboral.

Me tomé la licencia de hacer este corto relato para expresar el pensamiento al que hacía referencia al comienzo de esta nota.

El primero va dirigido a aquellos pilotos de LAN ARGENTINA que aún no son afiliados de APLA, que sepan que los que si lo somos hemos logrado para ellos, o un mejor salario o mejores condiciones laborales que no tenían mientras estaban trabajando bajo un contrato precario. Creo que los que aún no son afiliados, aunque expongan distintas causas, lo único que demuestran es una falta de compromiso para con el resto de sus compañeros y sé que otros no son afiliados por el solo hecho de no pagar una cuota mensual. En mi pueblo a estos los llamaban miserables.

Y el segundo pensamiento va dirigido a aquellos pilotos de otras entidades gremiales, de otras empresas a las cuales no menciono por una cuestión de respeto, pero creo que también ellos deberían reflexionar en cuanto al futuro inmediato, y tomar conciencia que todos los pilotos de todas las líneas aéreas del país deberíamos estar bajo el techo de la misma casa que todos, en su momento, ayudamos a construir.

No soy tan iluso como para creer que esto sucede por generación espontánea, sé que para muchos será muy difícil de digerir, pero lo cierto es que, aunque en otros tiempos, se hayan obtenido logros importantes estando separados del resto; creo que los tiempos han cambiado y necesitamos y debemos estar todos juntos.

Abrigo la utopía de encontrarnos TODOS los pilotos bajo el mismo techo, guardando cada uno su IDENTIDAD como trabajadores de distintas empresas; claro que para que esto pueda lograrse debería existir una gran cuota de humildad de todos las partes, dejar las soberbias de lado y tomar real conciencia de que trabajemos donde trabajemos somos todos COLEGAS.

Finalmente Sr. Presidente, deseo agradecerle a Ud. y al resto de la Comisión Directiva que lo acompaña por el esfuerzo, la dedicación y el trabajo que han puesto de manifiesto para alcanzar los objetivos obtenidos para el grupo de afiliados de LAN ARGENTINA.

Sin otro particular me despido de Ud. simplemente mencionándole que se trata de un pensamiento personal.
Roberto Andrés Ferrante.
Afiliado N° 1506.

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