Ver Nota del Socio Roberto Andrés Ferrante
Capilla del Señor, 12 de Septiembre de 2006

SR. PRESIDENTE DE APLA.
CTE. JORGE PEREZ TAMAYO.
S / D.

Me veo en la obligación de dirigirme a Usted a raíz de una publicación realizada el 22 de Agosto pasado por la Asociación en su página Web, se trata de una carta enviada por el Sr. Roberto Ferrante, curiosamente dirigida a Pilotos no pertenecientes a APLA, lo cual hace llamativo la utilización de la citada página para llegar a dichos destinatarios.

En su introducción, narrando la historia de su vida en la aviación comercial, dejando de lado los errores de tipeo que contiene su misiva, efectúa apreciaciones completamente erróneas, extemporáneas y agraviantes contra la C.D. que estaba en funciones en la Asociación en 1999, año en que acaeció el lamentable accidente del avión de LAPA en Aeroparque. Se podrá imaginar que como Presidente de dicha administración no puedo dejar pasar el hecho por alto.

Manifiesta que en esa oportunidad, al menos algunos de los integrantes de dicha C.D. actuaron y operaron de una manera injusta, parcial y mezquina, en contra de la Empresa para la que él trabajaba, afirmando que la misma se vio claramente amenazada por la actuación fallida de los directivos de la entidad gremial.

Realmente luego de todo lo que ha emergido a la luz en estos últimos siete años respecto al citado siniestro, seguir sosteniendo que la suerte de LAPA se vio intimada por la acción de APLA es enmascarar la realidad, sorprendiéndome su incapacidad para resolver el duelo y la falta de objetividad para sacar enseñanza pese, según sus dichos, a todo lo que le ha tocado padecer.

Como responsable de aquella gestión debo reconocer que ciertos miembros de mi C.D. realizaron algunas declaraciones inconvenientes, no por su contenido pero si por su oportunidad, ya que se estaba de luto y la dura verdad podía agravar el dolor, motivo por el cual pedí las correspondientes disculpas por lo que en todo caso podría llamarse apresuramiento e incluso imprudencia de los declarantes. Pero no hay que confundir momento oportuno con la realidad de los hechos. Lo trágicamente acontecido en la ocasión fue profesionalmente inconcebible, tanto respecto a los protagonistas del accidente como a quienes pudiéndolo hacer no lo evitaron, por negligencia unos y falta de control otros. Haber negado estas evidencias, o haber mirando hacia otro lado, como muchos pretendían apelando a un equivocado corporativismo que otorgara una insostenible protección gremial, hubiese estado en contra de la seriedad y credibilidad de una Asociación Profesional. No es posible defender lo indefendible, sí sacar moraleja para evitar su repetición, como justamente se hizo.

Ciertos Pilotos, entre los que desgraciadamente se encontraban muchos de LAPA, con sus honrosas excepciones, consideraban a APLA como un bufete al cual ellos aportaban y como contraprestación se los debía salvaguardar de las numerosas irregularidades existentes en la Compañía a que pertenecían y que ellos mismos ya habían aceptado, rehuyendo a la premisa que APLA son justamente los propios Pilotos involucrados en defensa de sus intereses. En la oportunidad optaron por lo más fácil, marcharse en vez de afrontar y tratar de superar la situación desde dentro de la Asociación con su contribución. Con el devenir del tiempo, afortunadamente parece ser que al menos algunos se están dando cuenta de la equivocación: quienes se van sin que los echen, vuelven sin que los llamen.

Debe quedar perfectamente en claro que no hubo ninguna actuación fallida de APLA que amenazara la fuente de trabajo del Sr. Ferrante, la suerte de LAPA ya estaba echada con antelación al suceso como consecuencia de su endeble estructura y las deficientes políticas operativas que se aplicaban, simplemente el desdichado accidente actuó como catalizador. Considero pertinente citar una de las conclusiones oportunamente elaboradas por la Asociación cuando realizó la investigación: Del mismo modo que el Piloto siniestrado ignoró una manifiesta alarma durante el despegue, la Empresa desestimó otra evidente alarma que le proporcionaba desde hacía tiempo uno de sus Pilotos.

Finalmente, me sorprenden las expresiones del Sr. Ferrante, con quien siempre tuve una respetuosa y cordial relación, ya que no recuerdo que en la ocasión se halla acercado a la Asociación, pese a tener permanentemente las puertas abiertas, a trabajar por el sector en que militaba que tanto lo necesitaba, muy particularmente teniendo en cuenta su anterior experiencia gremial, o al menos a transmitir a tiempo los conceptos que vierte en la actualidad.

No obstante, quiero manifestar mi beneplácito por el llamado que efectúa a la unidad de todos los Pilotos bajo el techo de APLA, anhelo que comparto plenamente.

Agradeciendo su atención, hago propicia la oportunidad para saludarlo afectuosamente, solicitándole se publique la presente de la misma forma que se hizo con la nota a la que hago referencia, esperando contribuya a esclarecer los acontecimientos.

Cesar Gatti
Presidente APLA 1998/2001

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