Estimados colegas: El pasado viernes 24 la comunidad de pilotos agasajó al Cmte. Jorge Álvarez con motivo de la finalización de su carrera después de más de 30 años de servicio en Aerolíneas Argentinas. El 31 de Enero el Cmte. Álvarez había realizado su último vuelo. En ese día tan especial se hicieron presentes más de 300 colegas en Aeroparque para demostrar el aprecio y el cariño que el Monseñor supo ganar. Las emociones vividas en esa ocasión lamentablemente se vieron empañadas por el accionar de otro piloto. El comandante Jorge Álvarez, con un historial intachable en casi 33 años de carrera en Aerolíneas Argentinas, fue apercibido por el Gerente de Operaciones de la compañía por haber realizado una pasada (tal como es habitual en el último vuelo de todos los pilotos) con la autorización previa del control de Aeroparque. La sanción fue notificada por el Gerente de Operaciones en momentos en que el sancionado ya no pertenecía a la empresa como empleado de la misma por su retiro jubilatorio y fue justificada según palabras del propio gerente con la excusa de hacer un poco de circo. La sanción impuesta al Cmte. Álvarez, además de extemporánea e inadecuada, no tiene precedentes en la comunidad de pilotos. Ni siquiera en las épocas más difíciles de la empresa antes de su re-estatización han llegado a tal accionar. Como Presidente de APLA y como piloto me dirijo a ustedes para expresar mi más profundo repudio ante esta dolosa y cobarde actitud. Resulta incomprensible ver como los intereses individuales mezquinamente sobrepasan a la búsqueda del bien común. El Cmte. Jorge Alberto Álvarez no sólo merece el más absoluto respeto por el elevado profesionalismo demostrado a lo largo de su carrera, sino también por sus cualidades como persona y por haber defendido a diario una camiseta, que no es la de una gerencia en particular, sino la de todos los trabajadores de Aerolíneas Argentinas. Aparentemente, algunos no comprenden que es precisamente en el respeto de los colegas donde radica la grandeza de un piloto, y no en intentar servilmente complacer a un jefe de turno. Creo firmemente que la conciencia individual de cada ser humano, tarde o temprano, evalúa y juzga el accionar de las personas. Con este convencimiento, espero que sepan entender las consecuencias de sus acciones. JORGE PÉREZ TAMAYO Presidente
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